martes, 19 de mayo de 2020


SER CONSCIENTES DE LO QUE SOMOS

Hoy día 4 de febrero de 2019, al despertarme, estaba pensando en algo que nunca había surgido, lo que me ha sorprendido en cierto modo, porque es algo que ocurre todos los días, aunque no nos paramos a meditar sobre ello, porque se produce de forma natural, y que no es otra cosa que la energía de que disponemos en cada instante y que no nos preguntamos de done viene y como se produce. Pensamiento que ha surgido como consecuencia de repetirme, cierta frecuencia, el mantra del filósofo Deepak Chopra, que en su libro, "Las siete leyes espirituales del éxito", nos dice: "Somos sistemas de energía e información, que mediante la acción de la inteligencia cósmica universal, nos transformamos para alcanzar la perfección de nuestro Ser y del entorno, y si nos identificarnos con el Principio Creativo, podemos convertirnos en el cauce de expresión de la energía universal, a la que estamos íntimamente unidos". El mismo Deepak Copra, simplifica este mantra, con la siguiente expresión: "Energía, Información, Transformación, Inteligencia", para que la recordemos con facilidad y la pronunciemos, siempre que nos parezca.
Como hemos visto somos energía e información y nos movemos como consecuencia de la energía de que disponemos, luego parece lógico preguntarse: ¿Cómo conseguimos esa energía que utilizamos todos los días?. Pregunta que es fácil de contestar, pero nunca me lo había preguntado, y la respuesta es la siguiente: "Nuestra energía proviene de la transformación de los alimento que tomamos, después de haber hecho la digestión", mediante el proceso correspondiente, que consiste en:  
Los alimentos masticados por los dientes y las muelas, pasan al esófago mediante la deglución, y del esófago al estómago, en donde mezclados y transformados por el acido clorhídrico, que los descompone, (en proteínas desnaturalizadas), transformando el bolo alimenticio en lo que se denomina QUIMO, (mezcla alimenticia líquida, que está en el estómago), que son sustancias solubles y absorbidas por las células, a través de las encimas, (moléculas de naturaleza proteínica que catalizan reacciones químicas, de forma termodinámica), al que también llegan los jugos: 1) Del páncreas, con encimas que descomponen los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas; 2) Del hígado, (la bilis), absorbiéndose las proteínas y los lípidos. Por otra parte la mucosa intestinal, del intestino delgado, va también absorbiendo los productos de la digestión, a través de las vellosidades del mismo, una vez que los alimentos se han transformado en moléculas pequeñas, pasando a la sangre, que las lleva a todas las células del cuerpo, para ser utilizadas como fuente de energía, para formar y mantener todos los tejidos de todo tipo, sabiendo que en el intestino grueso se absorben los nutrientes con agua y electrolitos.
Finalmente, los productos no digeridos por los intestinos, (productos de desecho), conocidos por el nombre de fibras y células viejas desprendidas de de la mucosa, son impulsados al colón, en donde permanecen hasta la deposición.
Después de todo lo dicho, es evidente que la energía de la que disponemos, durante toda nuestra vida, para poder movernos, proviene de los alimentos que ingerimos, por lo que tenemos que tenemos que cuidar nuestra alimentación para no envenenarnos y poder vivir saludablemente, aunque ahora nos tendremos que hacer otra pregunta: ¿Cómo llega la energía a los alimentos?.
Que como también es algo habitual, tampoco hemos reflexionado sobre esta cuestión, que también es fácil de responder, pues los alimentos que ingerimos, o proceden de los animales, (carne, leche, huevos, sangre, hígado, bofe, etc.), o de los vegetales, (lechuga, tomate, espárragos, pimientos, ajos, zanahoria, cebolla, coliflor, flores para las infusiones, coles, etc.); y tantos unos, (animales), como otros, (plantas), crecen y se desarrollan por la acción del viento, el agua y el sol, sobre la tierra, pues sin el calor y la luz del sol, no se produciría ni el viento, ni la lluvia, ni la nieve, ni el hielo, ni el crecimiento de ninguna especie, luego todas nuestra energía y vida, se debe a: 1) La existencia del sol y la tierra; 2) La capa de ozono, que nos protege de la radiación ultravioleta; 3) La distancia a la que nos encontramos del sol, por lo que nos llega el calor adecuado para poder vivir, entre -60ºC y +60º C; 4) La rotación de la tierra alrededor del sol, para que haya las cuatro estaciones; 5) Todo esto de forma constante y bien ordenado.

Como podemos ver
vivir como vivimos es un auténtico milagro

Logroño a 4 de febrero de 2019

Julio de la Cruz Blázquez

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