martes, 19 de mayo de 2020


FILOSOFÍA, ÉTICA Y CIENCIA
Desde el punto de vista científico, para mejorar el mundo, lo lógico sería definir una filosofía del derecho clara y concreta y, a partir de la cual, desarrollar las leyes que armonizarán la vida de los seres humanos, en todos sus ámbitos, (pues sin ley no podemos vivir dignamente y en armonía); pero lo triste es que en el mundo actual hay dos corrientes diferentes de la filosofía del derecho:
1.- La ley no tiene límites.- Toda ley que se establezca hay que cumplirla, sea cual sea, buena o menos buena.
2.- La ley tiene unos límites.- Es decir, la ley tiene que estar orientada hacia el bien común y limitada por la ética.
Menos mal que en Europa, las leyes, en su mayoría, están orientadas de acuerdo con la segunda alternativa, es decir, la ley tiene que ser ética, pero esto no es así en todo el mundo.
Por otra parte, los filósofos se han hecho dos preguntas fundamentales: 1) ¿Quiénes somos?; 2) ¿Qué debemos hacer?; pero la ciencia, a la que recurrimos para ser creíbles, solo contesta a la primera: "Somos un animal racional con determinadas características, que nos sirven para diferenciarnos unos de otros"; y a la segunda pregunta no se sabe dar respuesta, aunque si se puede decir algo sobre esta otra:
¿Qué podemos hacer?.- Lo que se abordamos analizando el proceso de la evolución de la especie, y tal como se expone en la siguiente figura.

  I
                                                         b1                b
                                                                                            .
                                                       I         .
                                                        .                  b2    a                                                    
                                          ------------------------------------------------
                          Big Bang                                                          Evolución


Analizando la figura, solo podemos hacer dos cosas: actuar como indica la dirección (a), o como indica la dirección (b).  
Si actuamos como indica la dirección (a), lo hacemos a favor de la evolución, (en positivo), pero si actuamos como indica la dirección (b), que se puede descomponer en (b1) y en (b2): O actuamos según la dirección (b2), a favor de la evolución, (en positivo), o según la dirección (b1), de forma neutra, que por las circunstancias en que vivimos, (se cambia constantemente y de forma muy rápida), al actuar así, (forma neutra), no nos podríamos adaptar a los cambios que se producen y desapareceríamos, como lo hicieron los dinosauros, porque al actuar según la dirección (b1) equivale a actuar en contra de la evolución.
De acuerdo con lo expuesto, la ciencia que trata de descubrir la génesis de nuestra existencia y la evolución de la especie, solo puede actuar de acuerdo con la dirección (b2), a favor de la evolución, (a favor de la vida).
Analizando ahora el proceso de evolución del ser humano, descubrimos que solemos actuar de dos maneras: a) De acuerdo con el instinto de conservación de la especie; b) De acuerdo con la ley:      
a.- De acuerdo con el instinto de conservación.- El instinto de conservación de la especie no se limita a conservar la vida propia, sino en muchos casos, también la de los demás, (sobre todo la de nuestros familiares y amigos), e incluso en algunos otros, tratamos de conservar el medio ambiente, para no perecer intoxicados. Lo que parece lógico, pues el ser humano es el animal más desarrollado e inteligente, por lo que somos responsables de nuestra supervivencia y de la de nuestro hábitat, (la tierra). En definitiva somos los ángeles de la guarda de nosotros mismos y del universo al que pertenecemos; pues es algo que ya intuía Caín, cuando en el Génesis 4, 9-12, Dios le preguntó: ¿Dónde está tu hermano Abel?, y él le contestó: ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?.   
b.- De acuerdo con la ley.- Como todos sabemos, cualquier grupo de seres humanos, (seres vivos), que no tenga una ley, no puede sobrevivir, porque no habría paz ni armonía, solo habría enfrentamientos y muerte; razón por la que todos los animales estamos sometidos a una ley, y la primera de ellas ha sido la ley del más fuerte, que en un 80 % seguimos practicado en el siglo XXI. Aunque al ir evolucionando poco a poco, hemos ido introduciendo conceptos tales como: Todos somos iguales ante la ley, la justa distribución de la riqueza, los derechos humanos, los derechos de los trabajadores, los derechos de los niños, la igualdad de sexos, etc. por lo que estamos llegando a una ley basada en la equidad y la ética, para proteger a los más débiles, lo que afianza la idea de que nuestro instinto de conservación alcanza no sol al individuo, sino al colectivo y al medioambiente.
Resumiendo la ley, (fundamento de nuestra convivencia), ha evolucionado desde la ley animal, (la ley del más fuerte), a la ley humana, (de la igualdad, la solidaridad, la libertad, la justicia, la democracia, la ejemplaridad); luego el proceso de evolución del ser humano, tanto desde el punto de vista del instinto de conservación como del de la evolución de la ley, nos orienta a tratar de mejorar nuestra forma de actuar, para no llegar a la autodestrucción, siendo coherentes con el proceso evolutivo, y a los que no lo hagan así, tenemos que hacerles saber que están siendo irracionales y que actúan en contra de su propia descendencia y en contra de nuestro hábitat, (la tierra).
Después de todo los expuesto y ahora que disponemos, en muchos países, de sistemas de gobierno democráticos, en los que cualquier persona puede exponer sus ideas, todos tenemos la obligación de luchar contra todas las ideologías que vayan en contra del proceso de evolución expuesto en la figura, tratando de  implantar como Criterio Ético, el Bien Común, (compartir todo con todos en todo momento, sobre todo, la sabiduría), definiendo esta, como el conocimiento puesto al servicio del bien común.
NOTA.- Este trabajo es un resumen de la conferencia impartida por José Miguel de Vicente, (Ingeniero y psicólogo), en el Ateneo de Madrid, (C/ del Prado, 21), cuando vivía en Madrid, al que ahora le he añadido algunas ideas de otros autores y las mías propias.  


Logroño a 24 de enero de 2019

Julio de la Cruz Blázquez

No hay comentarios:

Publicar un comentario